Calcio: Es un elemento imprescindible en la formación de los huesos y los dientes. El 99% del calcio existente en nuestro cuerpo se encuentra en ellos. El 1% restante está en la sangre, en el líquido extracelular y en el tejido adiposo. El calcio es necesario para la transmisión de los impulsos nerviosos, para la contracción muscular, para la coagulación de la sangre y para el funcionamiento del corazón y el mantenimiento de la presión arterial. Además previene la formación de tumores de colon y la formación de cálculos renales.
Se recomienda una cantidad media de 1.000 mg de calcio al día. La principal fuente de calcio en la alimentación diaria es la leche y sus derivados. Hay otros alimentos que contienen calcio: los cereales, las verduras u hortalizas de color verde oscuro, las nueces, las habichuelas y sobre todo el pescado.
Fósforo: Es el segundo mineral más abundante del organismo. Constituye la estructura de los huesos y los dientes junto al calcio. Entre otras funciones, contribuye a mantener la actividad del sistema muscular y el equilibrio ácido-base del organismo.
Se encuentra en alimentos de origen animal como la leche y sus derivados, los huevos, el pescado y también en alimentos de origen vegetal como las legumbres, las nueces o los calabacines.
Flúor: Tomado por vía oral es especialmente útil en las etapas de la vida en las que se están formando los dientes. Refuerza la estructura del esmalte dental, protege contra la caries y remineraliza el esmalte. En menor cantidad en otros alimentos de origen vegetal: tomates, judías, lentejas, cerezas, patatas. En animales: caballa, sardina, hígado de vaca, pescados frescos.
Vitamina D: Facilita la absorción de calcio y fósforo.
Se encuentra en el pescado azul, aceite de hígado de pescado, margarina, huevos, leche y productos lácteos. Una parte de esta vitamina se forma en la piel por acción de los rayos solares, de ahí la importancia de exponernos al sol moderado, sobre todo los niños (están en época de formación dental y ósea) y los ancianos (disminuye la capacidad de absorción digestiva de la vitamina D aportada por los alimentos).
Vitamina C: Interviene en la síntesis de colágeno de las encías y del resto del organismo. Además, interviene en la formación de cartílago, tendones, huesos y dientes, favoreciendo la adecuada formación de material osteoide y la función de los osteoblastos. Por otro lado, la vitamina C protege la integridad de los vasos sanguíneos, manteniendo su adecuada permeabilidad, con lo que a nivel del periodonto protege de los ataques bacterianos.
Se encuentra en las frutas conocidas como cítricos (naranja, limón, mandarina), kiwi, tomates, lechuga, patata, coliflor.
Vitamina A: Interviene en la formación y desarrollo de los huesos y los dientes, previene las infecciones y tiene función antioxidante y anticancerígena. Su déficit produce alteración de la estructura de huesos y dientes y resecamiento de las mucosas con lo que aumenta la predisposición a caries e infecciones.
Se encuentra en alimentos de origen animal como pescado azul, hígado, yema de huevo, mantequilla, queso, leche entera o enriquecida. También se encuentra en alimentos de origen vegetal como albaricoque, melón, zanahoria, mango, melocotón, espinacas, coles de Bruselas, tomate.
* Vitamina B2:* se encuentra en la leche, queso, huevos, hígado, legumbres, vegetales verdes y levadura de cerveza. Su déficit produce glositis (inflamaciones de la lengua), estomatitis angular (fisuras o grietas en la piel que se irradian desde los ángulos de la boca y a veces hasta la mucosa bucal) y queilosis de los labios (fisuras dolorosas en los labios superior e inferior).
Vitamina B12: se encuentra en carnes, vísceras, huevos, pescados y productos lácteos. Mejora las glositis. Parece ser que corregir los déficit de vitamina B12 mejora las periodontitis.